BROKEN LIGHT_ Atjehstraat in Rotterdam’s Katendrecht
(Rotterdam _Países Bajos)
En 2007 se planteo un reto por la Fundación de Arte DGSEP
Stichting para
regenerar la zona y estimular el debate sobre el uso de la luz en los espacios
públicos.
Una vez apagado el alumbrado público de regulación, existe una
avenida de columnas iluminadas repartidas por las fachadas, y un patrón de
luces bailando en el pavimento. Este replanteamiento de las calles
convencionales ha tenido un impacto más allá de la forma estética, los
problemas de la delincuencia y la prostitución, quienes prácticamente han
desaparecido para dar una imagen reforzada de la comunidad.
Los diseñadores del proyecto, Rudolf Teunissen y Philipp
Stegmüller, investigaron el sentido de la luz con el de conocer con precisión
cómo se percibe y se experimenta en el espacio público. Creando una biblioteca
de referencias visuales que actúan como filtro para la vida del mundo
real. Además, descubrieron que la
iluminación se ha convertido en una terminología muy arraigada a la vida
cotidiana. Trabajando con la ambigüedad luz-oscuridad.
En definitiva, concluyeron que ambos términos han adquirido
un papel importante en la forma de percibir las cosas. Así, comenzó el
desarrollo de “Broken Light”. Querían demostrar que el concepto de iluminación
no es sólo una cuestión de percepción, sino que puede tejer una capa de
identidad de un espacio determinado.
Naturalmente, hay aspectos prácticos a tener en cuenta: existía
un deseo de eliminar las cualidades negativas de la luz en la calle, para evitar
el deslumbramiento y reducir la contaminación lumínica, pero más allá de eso,
Teunissen quería crear un "lichtraum": un espacio construido con la
luz, un capa adicional a persona durante el día de la calle.
En 2009 se creó una demostración
con un prototipo de luminaria y, en noviembre de 2010, se organizó un pequeño
carnaval para celebrar el gran encendido. El
plan requería la eliminación de las farolas existentes. Estos fueron sustituidos por 18
unidades, una fila de nueve a cada lado de la calle. Cada mástil, se limita a seis metros
por un accesorio a medida orientada hacia la construcción de fachadas. Estos proporcionan tanto los pilares
verticales de luz y el diseño en remolino en el suelo. Es indispensable que
cada efecto de cada luminaria sea personalizado para dirigir con precisión las
barras de luz, evitando las ventanas y permitiendo que el paisaje nocturno sea
disfrutado tanto desde el interior de las casas como desde la calle.
En efecto, jugando con las diferentes interpretaciones y
puntos de vista siempre fue una parte intencional de este trabajo, y la
reacción de los residentes ha sido abrumadoramente positiva. Para
Teunissen, es prueba de que las soluciones imaginativas pueden ser una opción
práctica y atractiva. "Lo
que muestran es que se puede iluminar toda una zona y que se puede añadir un
gran contraste sin obstrucción visual o reflexión de la luz innecesaria"
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